Se trata de un concepto que comenzó a usarse en referencia a
aquellos problemas del hogar que alguna persona decidía solucionar sin contratar
un profesional. El término, poco a poco, comenzó a extenderse hasta abarcar
también a las manualidades y el bricolaje.
Podría decirse que DIY es un movimiento cultural o una
tendencia que invita a la gente a actuar por sí misma. La idea es investigar y
aplicar el famoso método del ensayo y error.
Primero hay que recopilar toda la
información posible y aprender de otras personas.
Después, poner manos a la
obra: si cometemos un error, estaremos en condiciones de advertirlo y
modificarlo.
Los justificativos del DIY son numerosos. Nos permite
ahorrar dinero, nos brinda entretenimiento, nos incita a la formación y el
aprendizaje permanentes y nos permite concretar proyectos sin depender de los
demás.